FESTIVAL DE CINE INTERNACIONAL

SOBRE EL FESTIVAL

Qué ilusión aquella de los años 80 y 90 cuando llegaba la semana de turismo, Montevideo quedaba vacía, pero las salas de Cinemateca desbordaban de gente. El mundo, en aquel entonces, era inmenso. Manuel Martínez Carril decía, con aquella voz profunda, que lo que ponía en las pantallas de Cinemateca era “el cine que hay que ver” y nosotros le creíamos. Así fue que descubrimos en aquellas viejas salas, las primeras películas de directores cuyos apellidos empezaban con A, como Darren Aronofsky, Pedro Almodóvar o Andrea Arnold. Con J, como Jim Jarmusch o Alejandro Jodorowsky o con K, como Kaurismaki, Kitano y Kiarostami. Incluso otros que se llamaban con M se paraban delante de sus películas para presentárnoslas y años más tarde quedaron inmortalizadas en un mural, como Lucrecia Martel, pero algunos como Mohsen Makhmalbaf jamás pisaron Montevideo. Hasta conocimos las de las que, por provenir de la aristocracia, llevaban la preposición “von” como anteapellido, como Margarethe von Trotta, o los que se la agregaban para hacer un chiste, como Lars von Trier. Y así, nos recorríamos el alfabeto y el mundo descubriendo el cine al que hubiera sido difícil llegar solos.

Hoy, que Manuel ya no está, que las pantallas ya no son viejas y que, según dicen, el mundo se ha encogido de manera asombrosa, todavía hay muchas películas a las que nos resulta difícil llegar solos y es entonces que vuelve a sonar en nuestra cabeza aquella voz imperativa que nos recuerda que hay un cine que hay que ver. Y entonces recorremos, con la misma ilusión de siempre, este boletín del Festival Cinematográfico Internacional del Uruguay que ahora Ud. está leyendo, disfrutando de encontrar nuevamente en sus páginas el nombre de Margharette von Trotta, claro, pero sabiendo que alguien en el futuro probablemente agregue a la lista de directores que descubrieron en nuestras pantallas a Nabil Ayouch y Lila Avilés a la A, a July Jung y Carmen Jaquier a la J y a Thomas Kruithof y György Mór Kárpáti a la K, mientras nos preguntamos si Johnny Massaro, que vendrá a presentar su película, terminará algún día en un mural en Montevideo.

Mientras tanto, hay quienes dicen que pronto las pantallas de cine serán luminosos paneles LED. Que las salas necesitan que la gente tenga una buena razón para salir de sus casas e ir al cine. Que será nuevamente a través de los cambios tecnológicos que se salvará lo que comenzó como una banda perforada de celuloide y una linterna. Dicen que más brillante, más definido, más alto, más fuerte, más rápido, es mejor. Eso dicen.

Pero ustedes y nosotros sabemos que siempre es el buen cine el que salva al cine.